Del laboratorio al último pueblo de España
Estamos acostumbrados a acceder a los medicamentos sin problema, pero, ¿cómo es eso posible? Este es el camino que hacen desde que son fabricados hasta que los consumes.
Del laboratorio al último pueblo de España
Los medicamentos son un bien de primera necesidad: una vez entramos en la farmacia, no tardamos ni un minuto en obtenerlos con total garantía. Lo mismo pasa en un hospital: sea el medicamento que sea, el centro sanitario lo tendrá a nuestra disponibilidad prácticamente al instante, confirmándonos que vivimos en un país en el que, por suerte, el acceso a este tipo de tratamientos está total y absolutamente garantizado.
Pero, ¿alguna vez te has preguntado cómo llegan los medicamentos hasta tu farmacia o tu hospital? Teniendo en cuenta que se trata de un material muy delicado y que gran parte del mismo debe conservar ciertas condiciones de preservación, ¿qué es necesario para mantener esas características? ¿De qué manera se actúa para que el medicamento, una vez que ha salido del laboratorio, sea conservado y trasladado con las mayores garantías y sin opción a falta de avituallamiento? Y, sobre todo, ¿cómo se llega a todas las zonas de España, incluso las más recónditas?
La nave de la que salen tus medicamentos
Nuestra primera parada es en una gigantesca nave industrial localizada en Marchamalo (Guadalajara) y propiedad de Cofares, un operador logístico con capital 100% español, especializado en el sector farmacéutico y que cuenta, en total, con 33.812 metros cuadrados repartidos en 35 almacenes de toda España.
El centro logístico de Marchamalo tiene una filosofía holística, encargándose de todos los procesos necesarios desde que los medicamentos salen de un laboratorio hasta que llegan al cliente final: el transporte desde el punto de fabricación, el almacenamiento y conservación y el transporte al punto de venta corren a cargo de esta plataforma, que se vende a través de sus propias cifras: 1 de cada 4 medicamentos que se venden en España pasa por ella.
Superficie: 15.000 m2
1.500 metros cuadrados de cámara frigorífica
Capacidad de almacenamiento: 22.000 huecos de palet y 45.000 bandejas
350.000 pedidos/año
Líneas de pedido al año: 4 millones
Bultos movidos al año: 2 millones
Así se conservan las medicinas...
En casi todos los sectores, las labores de almacenamiento de cualquier tipo de stock se reducen a una mera cuestión de espacio. Sin embargo, en este caso es distinto: no estamos almacenando ni ropa, ni teléfonos móviles, ni muebles, sino medicamentos, con lo que el protocolo a llevar a cabo exige un nivel máximo de cuidado.
Por ello, el centro logístico de Marchamalo "está preparado para conservar en condiciones óptimas los medicamentos y productos sanitarios antes de llegar al cliente final", asegura Pablo Bengoa, director general de Farmavenix, empresa de logística farmacéutica del Grupo Cofares. Por poner un ejemplo: "Las vacunas o los medicamentos biológicos, que cada vez son más frecuentes en el sector, tienen que estar a una temperatura de entre 2 y 8 grados, así que es esencial que mantengamos constantemente la refrigeración".
La tecnología traza todo los procesos por los que pasa un medicamento: almacenamiento, conservación, entrega en una farmacia...
Por ello, el centro cuenta con sistemas informatizados de etiquetado, control de peso, medición de temperatura mediante sondas calibradas y la conexión permanente a una central de alarmas. De esta forma se garantiza el estado óptimo de todos los productos, incluso los más delicados.
Además, la tecnología juega un papel esencial en este sentido: "Tenemos los almacenes totalmente automatizados y robotizados", asegura Bengoa, ya que, aunque "hay un tratamiento manual en la entrada del producto, a partir de ahí tenemos unos flujos automáticos que son necesarios para garantizar que no exista ningún tipo de error".
... y así llegan a tus manos
Si el almacenamiento y conservación de medicamentos es delicado, su transporte hasta las farmacias o centros sanitarios no lo es menos, por dos motivos: en primer lugar, porque también deben ser conservados por el camino; y en segundo, porque la logística debe ser eficaz para asegurarse de que en ningún momento va a faltar suministro.
Y es que "este no es como en otros sectores", asegura Bengoa: "Tienes que tener tanto el transporte como el almacenamiento muy preparados para que el producto siempre esté controlado y que no haya ningún problema. Dentro del proceso de logística directa, aparte de la preparación hay que asegurar la entrega en el punto de venta en 24 o 48 horas".
La tecnología traza todo los procesos por los que pasa un medicamento: almacenamiento, conservación, entrega en una farmacia...
Aquí de nuevo, la tecnología juega un papel esencial: "Nos permite reportar información y trazar todo los procesos por los que pasa un medicamento: su llegada a las instalaciones, su almacenamiento, su conservación, su salida, su entrega en una farmacia o en un hospital, etc.".
Lo cierto es que "el sector está inmerso en la revolución logística 4.0 y la digitalización de los procesos permite que estos sean optimizados. El reto es aplicar las diferentes tecnologías al modelo de negocio para generar eficiencias operativas. Esto nos empuja a todos a la innovación, a la robotización, la inteligencia artificial, el big data, etc.".
¿Cómo llegan a los pueblos pequeños?
A la hora de repartir medicamentos hay que tener en cuenta un dato clave: la distribución de farmacias a lo largo y ancho de nuestro país. Según los datos recogidos por la Federación Empresarial de Farmacéuticos Españoles (FEFE), España es el país con un mayor número de farmacias por habitante de toda la OCDE, con un promedio de 47,3 por cada 100.000 ciudadanos.
Sin embargo, la distribución de la población y la congregación en las grandes ciudades suponen un problema: hay zonas rurales con un bajo índice o incluso sin ninguna farmacia en todo su territorio.
Según los datos del Consejo General de los Colegios Oficiales de Farmacéuticos (Cogcof), nuestro país cuenta con 20.939 farmacias. Sin embargo, 2.083 de los 8.111 municipios españoles no tienen farmacia, lo que supone un 35% de falta de este tipo de establecimientos.
En términos de población los números bajan: teniendo en cuenta el abandono rural que existe en nuestro país, la falta de farmacias en el propio municipio afecta al 1,1% de la población española. Pese a ello, sigue habiendo formas y soluciones para que todo el mundo tenga sus medicamentos. Organizaciones como la cooperativa Cofares ayudan a garantizar el acceso de toda la población. Recientemente anunció la apertura de 35 nuevas rutas de reparto en los primeros meses de este 2018, llegando ya a más del 75% de las poblaciones españolas con oficina de farmacia y aumentado la accesibilidad en estas pequeñas poblaciones a medicamentos y otros productos .
España cuenta con 5.267 farmacias en municipios de menos de 30.000 habitantes, según la Sociedad Española de Farmacia Rural (Sefar). Cuando la localidad tiene apenas unos cientos de personas entran en acción los llamados botiquines farmacéuticos, un tipo de establecimientos que ofrecen servicios de farmacia pero que, por su localización, abren una o dos veces a la semana para atender a los ciudadanos que van a recoger medicamentos no urgentes, consultas de recetas, etc.
En caso de que no existan botiquines farmacéuticos o de que se necesite un medicamento con mayor celeridad, entran en juego los tradicionales boticarios, los farmacéuticos del municipio más cercano que, con cierta asiduidad, recorren los pueblos de la zona para llevar medicamentos a donde se necesiten. Tanto los boticarios como los responsables de los botiquines farmacéuticos, además, suelen hacer una labor de acompañamiento y control de las prescripciones de los pacientes para que no tengan que acudir al médico de manera tan frecuente.
Se trata, en definitiva, de que todos tengamos nuestras medicinas a punto en el momento en que las necesitemos. Toda una larga cadena de suministro que abarca desde el laboratorio que fabrica los medicamentos hasta las manos de quienes deben hacer uso de ellos: los pacientes.